Análisis Bíblico
4 de julio de 2025
Eclesiastés 5

Eclesiastés 5

Guarda tu pie al entrar en la casa de Dios; escucha más y habla menos.

Capítulo Completo

1 Cuando fueres a la casa de Dios, guarda tu pie; y acércate más para oír que para ofrecer el sacrificio de los necios; porque no saben que hacen mal.

2 No te des prisa con tu boca, ni tu corazón se apresure a proferir palabra delante de Dios; porque Dios está en el cielo, y tú sobre la tierra; por tanto, sean pocas tus palabras.

3 Porque de la mucha ocupación viene el sueño, y de la multitud de las palabras la voz del necio.

4 Cuando a Dios haces promesa, no tardes en cumplirla; porque él no se complace en los insensatos. Cumple lo que prometes.

5 Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.

6 No dejes que tu boca te haga pecar, ni digas delante del ángel, que fue ignorancia. ¿Por qué harás que Dios se enoje a causa de tu voz, y que destruya la obra de tus manos?

7 Donde abundan los sueños, también abundan las vanidades y las muchas palabras; mas tú, teme a Dios.

8 Si opresión de pobres y perversión de derecho y de justicia vieres en la provincia, no te maravilles de ello; porque sobre el alto vigila otro más alto, y uno más alto está sobre ellos.

9 Además, el provecho de la tierra es para todos; el rey mismo está sujeto a los campos.

10 El que ama el dinero, no se saciará de dinero; y el que ama el mucho tener, no sacará fruto. También esto es vanidad.

11 Cuando aumentan los bienes, también aumentan los que los consumen. ¿Qué bien, pues, tendrá su dueño, sino verlos con sus ojos?

12 Dulce es el sueño del trabajador, coma mucho, coma poco; pero al rico no le deja dormir la abundancia.

13 Hay un mal doloroso que he visto debajo del sol: las riquezas guardadas por sus dueños para su mal;

14 las cuales se pierden en malas ocupaciones, y a los hijos que engendraron, nada les queda en la mano.

15 Como salió del vientre de su madre, desnudo, así vuelve, yéndose tal como vino; y nada tiene de su trabajo para llevar en su mano.

16 Este también es un gran mal, que como vino, así haya de volver. ¿Y de qué le aprovechó trabajar en vano?

17 Además de esto, todos los días de su vida comerá en tinieblas, con mucho afán y dolor y miseria.

18 He aquí, pues, el bien que yo he visto: que lo bueno es comer y beber, y gozar uno del bien de todo su trabajo con que se fatiga debajo del sol, todos los días de su vida que Dios le ha dado; porque esta es su parte.

19 Asimismo, a todo hombre a quien Dios da riquezas y bienes, y le da también facultad para que coma de ellas, y tome su parte, y goce de su trabajo, esto es don de Dios.

20 Porque no se acordará mucho de los días de su vida; pues Dios le llenará de alegría el corazón.

Análisis Bíblico

Especificaciones teológicas

Se enfatiza la soberanía de Dios sobre la palabra humana la seriedad del temor reverente el cumplimiento de promesas y el don divino de disfrutar el fruto del trabajo

Contexto hermenéutico

Texto sapiencial atribuido a Salomón que en el contexto de un Israel en crisis postexílica reflexiona sobre la vanidad el temor de Dios la riqueza y la justicia social combinando crítica moral y práctica

Síntesis bíblica

Advertencia contra la vanidad de promesas vacías la opresión y la avaricia exhortación a temer a Dios cumplir obligaciones y disfrutar con gratitud el fruto honesto del trabajo como don divino

Interpretación

El capítulo 5 de Eclesiastés nos invita a reflexionar sobre la relación con Dios y con las riquezas. Comienza enfatizando la importancia de la humildad y la reverencia al acercarnos a Dios, sugiriendo que escuchar es más valioso que hablar. Luego, se abordan las promesas a Dios y la futilidad de acumular riquezas, recordándonos que la satisfacción verdadera proviene de disfrutar los frutos de nuestro trabajo y de la bendición divina, en lugar de obsesionarnos con la acumulación de bienes materiales.

Significados

  • Este capítulo es un recordatorio de la importancia de la reverencia hacia Dios, especialmente al entrar en su casa.
  • La frase "guarda tu pie" implica que debemos ser conscientes de nuestras acciones y palabras.
  • La advertencia sobre las promesas a Dios resalta la seriedad de los compromisos que hacemos; no cumplirlos puede resultar en desagrado divino.
  • La repetición de la idea de que "el amor al dinero es vanidad" refleja la naturaleza efímera de las posesiones materiales; no pueden proporcionar satisfacción duradera.
  • El autor también observa que el rico a menudo vive en ansiedad, mientras que el trabajador tiene un sueño tranquilo, lo que sugiere que el verdadero bienestar no se mide por la riqueza, sino por la paz interior.
  • Históricamente, este texto se sitúa en un contexto donde la acumulación de riquezas era vista como un signo de bendición, pero el autor contrasta esto con la realidad de la vida, donde la muerte es el gran igualador que nos lleva a dejar todo atrás.

Aplicación a la vida diaria

  • Al acercarte a tu vida espiritual, dedica tiempo a escuchar en lugar de hablar. Esto puede ser en la oración, meditación o en la participación comunitaria.
  • Si haces promesas, ya sea a Dios o a otras personas, asegúrate de cumplirlas. Esto construye confianza y muestra integridad.
  • En lugar de buscar la riqueza por sí sola, enfócate en disfrutar de las pequeñas cosas de la vida: una comida compartida, un momento con amigos, o el fruto de tu trabajo.
  • Reflexiona sobre la manera en que manejas el dinero. Pregúntate si tus decisiones financieras están alineadas con tus valores y prioridades.
  • Practica la gratitud. Cada día, toma un momento para agradecer lo que tienes. Esto puede cambiar tu perspectiva y ayudarte a ver el valor en lo simple.
  • Considera cómo puedes contribuir al bienestar de otros. La riqueza no es solo para acumular, sino para usarla en beneficio de la comunidad y ayudar a quienes lo necesitan.

Ideas principales del capítulo

  • 1

    Mejor es que no prometas, y no que prometas y no cumplas.

  • 2

    El que ama el dinero, no se saciará de dinero.

  • 3

    Dulce es el sueño del trabajador.

Preguntas para reflexión

  1. 1

    ¿Cómo puedo ser más reverente en mi relación con Dios?

  2. 2

    ¿Qué promesas he hecho a Dios que necesito cumplir?

  3. 3

    ¿Estoy valorando las cosas materiales más de lo que debería?

Palabras clave:

reverencia promesa vanidad trabajo don de Dios

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